domingo, 18 de agosto de 2013

Katsu y Semilau en Japón: Y se acabó... por ahora

Y recalco bien el "por ahora", al menos por lo que a mí respecta. Hace tres días que regresamos a España y, curiosamente, todo el jet-lag que no noté en la ida lo estoy sufriendo ahora, a la vuelta, no veáis lo que me está costando reaclimatarme tras haber pasado quince días en un país que está en el otro extremo del mundo, con siete horas más de diferencia, y con, entre ida y vuelta, prácticamente un día entero metido en aviones. Puede parecer que no, pero es algo que se acaba notando. Aún así firmaría volver ya mismo si fuera posible, puesto que, como no podía ser menos, estas dos semanas de estancia en Japón me han sabido a poco y me he quedado con unas ganas enormes de volver cuanto antes y de visitar todo aquello que esta vez, por falta de tiempo, se nos ha quedado en el tintero, pero ya llegará el momento.

El viaje, tal como os apunté en la entrada anterior, lo hemos rematado con dos días en Hiroshima y su cercana isla de Miyajima, en la cual hemos podido disfrutar de las comodidades y el exquisito servicio de un ryokan tradicional japonés. La mañana del día 13 la invertimos en trasladarnos a Hiroshima desde Kioto, y hasta que llegara el momento de tomar el ferry para Miyajima aún teníamos unas horitas para al menos visitar la famosa Genbaku Dome, ese edificio que en su día fue concebido como un centro de exposiciones y ferias comerciales, que con su llamativa cúpula verde se convirtió en uno de los principales emblemas de la ciudad de Hiroshima, y sobre el cual, en algún punto situado a unos 160 metros de distancia y aproximadamente seiscientos metros de altura, se encuentra el sitio exacto en el que detonó la bomba atómica Little Boy, la primera de las dos que fueron lanzadas contra Japón y que, con sus 13 kilotones de potencia (actualmente poco menos que un petardito de feria si se comparan con el abrumador poder destructivo de las cabezas nucleares actuales)  redujo la ciudad a ruinas humeantes y, entre sus efectos directos y los posteriores de la radiación, causó más de doscientas mil víctimas. Al originarse la onda expansiva prácticamente en su vertical, la estructura del edificio aguantó en pie, siendo uno de los pocos que resistieron la explosión, y desde aquel fatídico momento se ha conservado prácticamente tal cual (tras haber pasado por algunas operaciones de restauración y mantenimiento), como recordatorio de lo que sucedió.

Y he de decir que estar allí, junto al esqueleto de ese edificio, sabiendo que prácticamente encima de tu cabeza tuvo lugar una explosión nuclear hace 68 años y lo que ello significó, impresiona vivamente. Como también impresiona recorrer el Parque Memorial de la Paz, con su cenotafio a las víctimas, su monumento dedicado a los niños que perecieron en el ataque, y por supuesto, el museo conmemorativo, al que hice una breve visita. Y es que Hiroshima (junto con su compañera de sufrimientos, la no muy lejana ciudad de Nagasaki) es historia viva y el mejor recordatorio de la crueldad que es capaz de mostrar el supuestamente civilizado ser humano contra sus semejantes, y de que hay ciertos actos que nada puede justificar, ni siquiera en tiempos de guerra, que nunca deberían ocurrir y que por supuesto hay que esperar y desear de corazón que jamás se repitan.

Después de visitar Hiroshima, por fin, nos subimos al ferry que en diez minutos de travesía nos dejó en Miyajima, la isla sagrada, con su llamativo torii naranja construido directamente sobre el mar (aunque nosotros lo vimos en plena marea baja) y sus omnipresentes ciervos que campan por la ciudad a sus anchas y que no sólo no huyen de la gente, sino que como detecten a alguien con algún objeto que se les antoje mínimamente comestible, no dudan en acosarle sin piedad. Es, sin duda, de lo más curioso que he visto nunca.

De lo que hicimos en Miyajima os hablaré en una entrada más adelante, por supuesto con sus correspondientes fotos. Por ahora sólo adelantar una cosa: el ryokan, toda una experiencia que también merece ser vivida por lo menos una vez.

En breve empezaré ya con los posts más detallados y llenos de fotos, así que sólo os pido un poquito más de paciencia.

1 Comment:

Neovallense dijo...

Me alegra que fuera una gran experiencia y te quedaras con ganas de más ^^

 

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